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Nada me parece más lógico, teniendo en cuenta que estamos a punto de introducirnos en las vivencias y las circunstancias por las que ha pasado, pasa y pasará la familia Páez Molina, que empezar hablando de los fundadores de la misma, Justo Páez Molina y María Alicia Palacios. Si bien sus orígenes genealógicos se pueden remontar muy atrás en el tiempo por ahora quiero hablar sólo de mi padre y próximamente hablaremos de mi madre, la Bitita. Debo decir que, lamentablemente tengo pocos datos sobre los ancestros de la Bitita no así de los de Papá, del cual existe una regular cantidad de ellos. Mi hermana Cristina es la que más ha estudiado los orígenes familiares de Mamá , la que más sabe de ella, tiene datos muy jugosos y amenos y la que mantiene todavía contactos con esa rama familiar por lo que va a ser muy interesante lo que nos pueda contar al respecto.
El primer Molina, español, noble, andaluz, del que tenemos datos vino con Cabrera desde el Perú a fundar la ciudad de Córdoba por lo que estamos hablando del año 1573. Al primer Páez, en tanto - de los que menos sabemos -, lo ubicamos en 1813 en Los Reartes, donde el mismo se radicaba. También de origen noble, porteño, cumple, según los relatos, tareas de importancia en la lucha emancipadora nacional en tanto que en su pueblo llega a ser juez pedáneo.
Justo Páez Molina nació el 7 de agosto de 1902 en la pequeña población denominada “El Salto”, casi en los límites de los departamentos Tercero Arriba y Calamuchita pero dentro de este último. La así llamada localidad se encuentra en la actualidad sumergida bajo las aguas del dique de Piedras Moras. Si tratáramos de encontrar el lugar exacto tendríamos que ubicarnos en el camino, después de Las Bajadas y antes del pueblo de Almafuerte.
Sus padres fueron don Francisco Páez Torres y doña Martina Molina y tuvieron nueve hijos, el menor de los cuales era Papá. Su niñez transcurrió en la estancia San Martín, propiedad y casa de sus padres, en la tranquilidad rural de un lugar apartado de toda actividad ciudadana en la que convivían con importantes e ilustres familiares en una relativamente cercana vecindad.
Su padre y sus hermanos mayores se dedicaban a la atención de los intereses familiares; otros estudiaban en la ciudad sus vidas con el clero ya que eran monjas y curas, algo muy común en las familias de ese tiempo. Atendiendo la casona familiar la tarea se dividía entre su madre y sus hermanas, las que inculcaban a los menores el conocimiento de las primeras letras.
Papá fue, como saben, un destacado hombre del radicalismo en el que desde los 18 años fue escalando posiciones trabajando en la difusión del ideario partidario hasta llegar a ser vicepresidente primero del Comité Nacional que presidía Ricardo Balbín. También llegó a ser Gobernador de la provincia, falleciendo en Córdoba el 22 de abril de 1969 a los sesenta y siete años, pero esa es otra parte de su historia de la que creemos sería interesante hablar. Marcelo

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